Frecuentemente escuchamos que aprendemos mejor “haciendo”. ¿Pero qué significa ese “haciendo”? Algunos padres de familia y hasta profesores creen que es cuando los alumnos están “haciendo” hojas de trabajo.
Aprender haciendo o el aprendizaje activo significa enganchar todos los sentidos y toda la atención en aprender algo nuevo. Cuando un niño escucha a la profesora hablando o ven un programa en televisión, se refiere al aprendizaje pasivo.
La investigación ha mostrado desde mucho tiempo que las personas retienen la información más tiempo cuando lo han explorado con múltiples sentidos. Hay un proverbio chino que dice “Dime-me olvido. Muéstrame-me acuerdo. Déjame hacer-comprendo.”
Los padres de familia enfrentan muchos retos nuevos. Entre ellos esta ayudar a sus hijos a tener un equilibrio entre actividades pasivas, como ver televisión o usar el computador, y actividades activas, como hacer deporte, manualidades, drama o exploraciones cotidianas.
Leer un libro acerca de una granja es interesante, pero visitar a una granja es mucho mejor. Visitar museos que permitan tocar permite a los niños explorar con varios sentidos. El mejor regalo que le puedes dar a su hijo es dejar que tengan experiencias prácticas. Deja que te ayuden a cocinar, a sembrar unas semillas, a construir una casita para pájaros, a mandar una carta, etc.
Hasta el cuento antes de acostarse por la noche, aunque sea con buenas intenciones, se puede transformar en una actividad pasiva para el niño. Asegúrese de que su hijo tome un rol activo, preguntándole que cree que va a suceder. Anímalo a dramatizar el cuento o a inventar su propia versión del mismo.
El mundo en que vivimos está lleno de estímulos que permitan al ser humano ser cada día mas pasivo. Pero los niños preescolares siguen necesitando estímulos activos para el desarrollo adecuado del cerebro, para que éste esté listo para leer y hacer matemáticas cuando entran a primer grado.
